¡Madre qué título más largo! Si es que esto de las leyes es lo que tiene… unos nombres enormes y un montón de palabras o expresiones a las que, como no estamos acostumbrados, no entendemos muy bien a qué se refiere.
Mucho se está diciendo de esta ley, que fue aprobada a finales de julio, publicada en el BOE el 5 de agosto, y por tanto, entrará en vigor el 5 de noviembre (tres meses después de ser publicada). El texto de la Ley está disponible en la web del BOE… pero para quien sea un poco «infumable» aquí os dejo un resumen.
Se trata de una ley que pretende fijar las medidas de protección del Trabajador Autónomo (ya sea por cuenta propia o dependiente) en el caso de que se produzca el cese total (definitivo o temporal).
Estas medidas de protección se aplicarán sólo a los trabajadores autónomos que estén inscritos en el Régimen Especial de Trabajadores por cuenta propia o autónomos que tengan cubierta la protección para contingencias de accidentes profesionales y enfermedades profesionales.
– ¿En qué consiste la protección?
Pues según dice la ley, habrá una prestación económica por cese total de la actividad (temporal o definitivo), una cotización de Seguridad Social del trabajador autónomo (por contingencias comunes) y medidas de formación (orientación profesional y promoción de la actividad emprendedora).
– ¿Qué condiciones debes cumplir para recibir esta protección?
Pues como ya he dicho por ahí arriba, tienes que estar «afiliado» y dado de alta en el Régimen Especial de Trabajadores por cuenta propia o autónomos, así como tener cubiertas las contingencias de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. Además es necesario que tengas cubierto el periodo mínimo de cotización por cese de actividad (según la tabla)
Por supuesto, legalmente tienes que demostrar que has cesado en tu actividad, suscribir el compromiso de actividad y acreditar que mantienes una disponibilidad activa para reincorporarte al mercado de trabajo a través de las actividades formativas, de orientación profesional y de promoción de la actividad emprendedora a las que pueda convocarle el Servicio Público de Empleo de la Comunidad Autónoma.
Otra condición es que no hayas cumplido la edad ordinaria para causar derecho a la pensión contributiva de jubilación (excepto que el trabajador autónomo no tenga acreditado el período de cotización requerido para ello). Y también tienes que estar al día con los pagos de cuotas a la Seguridad Social.
– ¿Qué se entiende como motivo del cese de actividad?
En general: La existencia de motivos económicos, técnicos, productivos u organizativos determinantes de la inviabilidad de proseguir la actividad económica o profesional. Por fuerza mayor. Por perder la licencia administrativa. Violencia de género determinante del cese de actividad de la trabajadora autónoma. Divorcio o acuerdo de separación matrimonial, mediante resolución judicial: Cuando el trabajador autónomo ejerciera funciones de ayuda familiar en el negocio de su excónyuge o de la persona de la que se haya separado y que dejan de ejercerse a causa de la ruptura o separación.
En particular, los trabajadores autónomos económicamente dependientes que cesen en su actividad por extinción del contrato suscrito con el cliente del que dependan económicamente, en los siguientes casos: Terminación de la duración convenida en el contrato o por la conclusión de la obra o servicio, incumplimiento contractual grave del cliente, rescisión de la relación contractual, adoptada por el cliente por causa justificada o injustificada, así como la muerte, incapacidad o jubilación del cliente, siempre que se impida la continuación de la actividad.
– ¿Hay algún caso concreto que se quede fuera?
No cabe duda que muchos de los que somos autónomos tenemos un «gen emprendedor» que nos lleva a pensar y desarrollar proyectos siempre con algún punto de innovación. Y en este sentido lo de los medios sociales (
