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Pagar impuestos: ¿un dolor o un motor para tu negocio?

Actualizado el 12 de noviembre de 2021

5 minutos de lectura

Por AZUCENA

Está claro que las condiciones de los autónomos están aún a años luz de las que tiene cualquier empleado por cuenta ajena y que si bien se han hecho cosas todavía queda mucho camino por recorrer y sigue faltando una política clara de impulso al empleo por cuenta propia y de las pequeñas empresas.

Soy la primera que reivindica la creación de un sistema de impuestos y cotizaciones en el que no se ahogue al autónomo antes de empezar por dos razones:

  1. Afloraría mucha economía sumergida que se sumerge en muchos casos no por mala fe sino por propia supervivencia.
  2. Se respaldaría y por lo tanto funcionaría a pleno rendimiento una pieza crucial del motor económico de este país: la microempresa.

Y es que además de lo complejo que es ya de por sí vivir de tu propio negocio no sólo por todo lo que uno tiene que aprender y por el alto grado de incertidumbre en el que te mueves, sino por el cambio tan brutal de mentalidad, de hábitos y hasta de estilo de vida que supone (especialmente cuando se viene de trabajar por cuenta ajena), cuando asomas la cabeza tienes otro obstáculo más que salvar y es el de contribuir a las arcas de todos los españoles con un dinero que a lo mejor lo necesitas imperiosamente para cubrir primero tus propias cargas económicas. Es algo antinatural porque la riqueza sólo se genera desde lo que rebosa no desde lo que escasea.

Evidentemente todo esto es mucho más sangrante cuando ves que ese dinero que tanto te ha costado ganar, en parte se va a los bolsillos de los que en lugar de gestionarlo para beneficio de todos han decidido meter la mano en la caja para beneficio propio. Sin embargo, nunca hay que olvidar que también hay una buena parte de lo que ganas que afortunadamente va a servicios de los que nos beneficiamos todos.

Hasta aquí la parte de queja con la que he tratado de describir una realidad que existe, y a la que si bien no hay que dar la espalda, tampoco puede ser el centro de tus pensamientos.

Porque si algo he aprendido a lo largo de mi vida y especialmente desde que desarrollo mi actividad profesional por mi cuenta, es que la queja sólo sirve para paralizarte y que al igual que lo que no mata engorda, lo que te dificulta el avance en esta vida te curte y te hace crecer porque acabas aprendiendo a vivir la vida enfocado no en los problemas, sino en la solución a los problemas y eso es una auténtica liberación se mire por donde se mire.

Y hablando de mirar, como las cosas son del color del cristal con que se mira, voy a tratar de hacerte ver el lado positivo que hay en todo esto, porque sí, lo hay.

1. Enfocarte en lo importante

Donde pones el foco pones la energía y del lugar donde pongas la energía viene el resultado. Por lo tanto, si estás más pendiente de enfocarte en lo justo o injusto que pueda ser el sistema actual para montar un negocio, estás perdiendo energía que podrías aprovechar para conseguir más clientes.

Cuando te enfocas en esto último, mejoras tus capacidades, cada vez te desenvuelves mejor y por lo tanto mejores resultados tendrás y generarás ingresos suficientes para cumplir con tus obligaciones fiscales y para llevar la vida que quieres llevar, que es de lo que se trata.

Con esto no estoy diciendo que no estés pendiente de los aspectos legales y fiscales que afectan a tu negocio. Y para eso lo mejor evidentemente es que lo hagas a través de un asesor que está permanentemente al tanto de los cambios de leyes y de asesorarte sobre lo que más te conviene. Porque pagar a un asesor es liberador no sólo por el tiempo que te ahorras en papeleo sino por la tranquilidad de que alguien está pendiente de que no cometas errores que te pudieran costar caro.

2. La legalidad es reputación y sinónimo de beneficio

Cuando funcionas desde la legalidad estás añadiendo más puntos a tu reputación, a tu marca personal y eso siempre es garantía de hacer mejores negocios, porque si eres serio atraerás a tu negocio a personas serias.

Todo el mundo querrá trabajar contigo y las probabilidades de trabajar con gente que merezca la pena aumentarán. Funcionar en el trapicheo es un caldo de cultivo perfecto para atraer a los piratas en vez de a los buenos profesionales.

Si estás en ese punto de no saber si darte de alta o no porque tus ingresos aún son escasos, una solución temporal puede ser darte de alta en Hacienda solamente para empezar a emitir tus primeras facturas. Eso es mucho mejor que estar oculto porque la legalidad siempre te va a abrir puertas. No se trata de montar una sociedad y generarte gastos que todavía no puedes cubrir, sino de ir haciendo las cosas de manera progresiva y de que la figura fiscal sea acorde a tu volumen de ingresos. Cada cosa a su tiempo. Esperemos que algún día algún gobierno traiga la cuota progresiva, pero mientras eso llega tienes que seguir avanzando.

Además, y esto es algo que he visto en algunos de mis clientes a los que ayudo a enfocarse y crecer en sus inicios, funcionar en la legalidad es un auténtico revulsivo. Superar el miedo a tener que pagar impuestos porque no estoy seguro de ganar lo suficiente para ello, es un paso de gigante en la consecución de tus objetivos.

Funciona como si quemaras las naves y no te quedara otra que seguir hacia adelante. Si estás en este punto, te recomiendo a este respecto que leas mi artículo “Tres razones por las que tienes que “salir del armario””, porque vas a darte cuenta de cómo algo que a priori sientes que te ahoga, a base de coraje te puede acabar dando oxígeno.

3. El dolor es el motor

Leí no hace mucho en Facebook (creo que precisamente fue en la página de Infoautónomos ;-)) una de esas frases motivadoras y certeras que decía “No dejes que nada te desanime, porque hasta una patada en el culo te empuja hacia adelante”. Y es que para bien o para mal el ser humano muchas veces sólo reacciona cuando empieza a sentir la escasez porque el miedo a perder le impide enfocarse en lo que realmente le va a hacer ganar. El resultado es que estás pisando el acelerador y el freno a la vez y así no vas a ninguna parte.

Por eso digo que el dolor es el motor. La escasez duele. Por lo tanto, hacer frente a tus impuestos te obliga a dejarte de excusas y ponerte las pilas para generar más ingresos porque cuando estamos cómodos, aunque sólo sea apañándonos con lo justito, tendemos a apalancarnos.

Cierto es que una buena parte de tu esfuerzo se va a ir en pagar los gastos de tu negocio y las cargas fiscales. Los gastos de tu negocio son necesarios para seguir alimentando y perfeccionando una maquinaria que te genere cada vez más ingresos; las cargas fiscales son necesarias para seguir alimentando los servicios que todos demandamos y a los que todos tenemos que contribuir.

Esas son las reglas del juego y de lo que se trata es de que aprendas a jugar bien tus cartas y una forma de jugarlas bien es enfocándote en lo que realmente está en tu mano, es decir, en cómo hacer para ganar más, en vez de enfocarte en lo que no lo está o lo está de manera muy indirecta: cambiar las leyes.

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