La mitad de los pequeños comercios españoles carece de ordenador. Así lo asegura el informe anual “Análisis Sectorial de implantación de las TIC en la PYME española”, un pormenorizado estudio sobre el que se debatió largamente durante toda la jornada de ayer en el seno del congreso ePyme, celebrado en Madrid y presidido por Alonso Arbaiza, Director General de Fundetec.
Un dato realmente indicativo de las dificultades a las que, a día de hoy, se enfrentan muchos autónomos y micropymes a la hora de implementar las nuevas tecnologías en la gestión real de su negocio.
Más allá de la revolución tecnológica que tanto el ámbito empresarial como el conjunto de la ciudadanía ha vivido en los últimos años, aún queda un largo camino por recorrer para que los ya consabidos principios de optimización, productividad y competitividad asociados a la evolución tecnológica hagan mella en el tejido empresarial de base, es decir, autónomos, PYMES y microempresas.
Varios fueron los temas puestos sobre la mesa durante el debate de apertura del congreso y en el que participaron una decena de expertos y representantes de los diferentes sectores productivos de nuestra economía. Y, si en algo hubo una opinión unánime, fue en los innegables beneficios y potencial de las TIC para las pymes y en la brecha digital que se está comenzando a crear entre aquellas empresas que han logrado una adopción eficaz y las que aún se encuentran en proceso de cambio o apenas lo han iniciado .
¿Cómo usan las pymes y microempresas las nuevas tecnologías de la información?
Éste es quizá uno de los puntos más interesantes sobre los que hacer una profunda reflexión. Si bien es cierto que cada vez son más las empresas de sectores tradicionales que se suben a la ola tecnológica, el panorama de la implantación de las TIC en España está muy atomizado. «Las pymes están tardando mucho en adaptarse a éstos avances y ésto deja de ser una cuestión de competitividad para convertirse en una cuestión de pura supervivencia».
En primer lugar, existen grandes diferencias sectoriales y, dentro de cada sector, la polarización en el uso de nuevas tecnologías entre grandes empresas y pymes es todavía mayor. Casos representativos son los del comercio y el sector de transporte y almacenamiento, en los que apenas el 50%, en el primer caso, y poco más del 30%, en el segundo, de las micropymes que los conforman posee un ordenador, mientras que las grandes empresas de éstos mismos sectores tienen una tasa de implementación de más del 95%.
Otro aspecto a tener en cuenta es el uso que las micropymes que ya se han iniciado en la adopción tecnológica dan a éstas herramientas. En la mayoría de los casos, se trata de una simple de automatización de procesos en los que apenas se explota todo el potencial de éstas nuevas tecnologías debido, en gran medida, a la falta de formación.
Fuente: Análisis Sectorial de la Implantación de las TIC en España
Usabilidad de las TIC
¿Usabilidad versus funcionalidad? Un eterno debate que, en el ámbito de las pequeñas empresas, tiene un claro vencedor. Uno de los factores determinantes en el éxito de la implantación de las TIC en microempresas es la usabilidad de las mismas. Existe una alta tasa de fracaso en la informatización de pequeñas empresas en las que, bien por falta de tiempo, bien por falta de personal o recursos económicos, la formación en nuevas tecnologías es insuficiente, si no nula.
Por ello, es necesario el desarrollo de herramientas de sencilla adopción que no requieran de una gran complicación técnica y que den respuesta realmente a la problemática y las necesidades de las pequeñas empresas que, en la gran mayoría de los casos, no cuentan con un especialista versado en la materia.
La labor de la Administración pública
Si alguien tiene un papel fundamental en la incentivación de la implantación de las TIC en las pequeñas empresas, ésa es la Administración Pública. Son muchos los programas puestos en marcha para la consecución de dicha tarea, no obstante, el contexto de crisis y recortes presupuestarios al que nos enfrentamos han supuesto un importante freno.
Ésto, unido a otras carencias como la falta de publicidad de los programas existentes, el escaso fomento de la formación o la brecha digital abierta por la misma Administración que, por ejemplo, dificulta el acceso a la contratación pública a aquellas empresas que no pueden facturar en electrónico, pero que tampoco las dota de las herramientas y medios adecuados para hacerlo, subraya la necesidad de exigir una mayor concienciación y elaboración de programas de incentivación y fomento de adopción de nuevas tecnologías en pequeñas empresas realmente adaptados a las necesidades de éstas.