- Busca el momento oportuno. No es lo mismo tomarse unos días libres en agosto que en septiembre. Aprovecha la bajada del ritmo de trabajo para descansar un tiempo. Además, ten en cuenta que en algunos casos estar fuera toda una semana puede resultar algo caótico para tu empresa. Si es así, descansa los lunes o los viernes y haz varias escapadas de fin de semana.
- Habla con tus clientes y cuéntales cuándo tienes previsto coger vacaciones. Es mejor que lo sepan con antelación para darles tranquilidad y para que no te interrumpan constantemente en tus días libres.
- Planifica el trabajo con tiempo. Haz un repaso de los proyectos que tienes pendientes y cierra todo lo que puedas antes de salir de vacaciones. No te olvides tampoco de organizar la vuelta a la rutina para que puedas rendir al máximo y recuperar así el tiempo que has estado fuera.
- Acuérdate de la declaración trimestral. El plazo para hacerla finaliza el 20 de julio. Lo mejor es que vuelvas antes de esa fecha o salgas más tarde.
- Revisa tus fondos. Cada día que libras es uno menos que ingresas. Teniendo en cuenta la repercusión en tu economía, analiza cuántos días puedes permitirte sin cobrar.
- Descansa. Parece lo más sencillo, pero no lo es. Si no aprendes a liberarte del teléfono, desconectar te resultará muy difícil. Limítate a atender solo que sea estrictamente urgente. Todo lo demás puede esperar a que regreses con las pilas cargadas.
Autónomos y vacaciones: ¿de verdad son incompatibles?
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