1. Qué ganas en trabaciones
- Ingresos para tu negocio: Mantener tu negocio abierto porque no te compensa echar el cierre en verano o porque es una buena temporada para tu negocio son motivos forzosos para trabajar en verano. Esto te permitirá continuar haciendo caja y añadir números al apartado de ingresos que llevas en tu contabilidad. Piensa que mantener el cartel de abierto te permitirá realizar pagos a tiempo a tus proveedores, aprovechar el periodo de promociones y rebajas y ahorrar ese piquito para hacer frente al pago del próximo trimestre.
- Al día con Hacienda: Más de uno se ha encontrado con una notificación de la Agencia Tributaria a la vuelta de unos días de asueto y para colmo, se ha pasado el plazo de las alegaciones. Si te marchas unos días recuerda avisar a Hacienda para no recibir notificaciones, en caso de estar de trabaciones no tendrás ese problema; llegarás a tiempo a todo.
- El tiempo que es oro. Ese preciado bien que te falta durante el resto del año ahora casi te sobra. Debes ver el lado positivo a la reducción de clientela. Ahora dispones del tiempo que te ha faltado durante del resto del año para abordar esas tareas pendientes, adelantar trabajo, establecer nuevos objetivos empresariales o hacer ese seminario online que nunca pudiste por falta de este preciado recurso. En definitiva aprovecha el tiempo para ser productivo.
- Lejos del mundanal ruido. Que no te vayas a una paradisiaca isla a nadar con delfines, a comprobar el ritmo frenético de la quinta avenida o a ver lo modelos imposibles de las playas de Benidorm no significa que vayas a estar enclaustrado en casa. Si sales te encontrarás una ciudad desierta en la que poder caminar una noche de verano sin hacer una cruzada para encontrar sitio en una terraza a la que has llegado aparcando casi en la puerta porque tenías sitio de sobra.
2. Qué te pierdes en trabaciones
- Una cartera que en pleno verano se queda tiritando. Los autónomos más que nadie miran el bolsillo. Los precios estratosféricos de las grandes compañías hoteleras, las cervecitas en el chiringuito o los souvenir para toda la familia con los que nunca aciertas merman mucho una economía que desde este mes de julio tiene que hacer frente al incremento del 3% la cuota de autónomos.
- Proyectos a medias: No hay nada peor que estar inmerso en un gran proyecto laboral e interrumpirlo para liberarte unos días. Aunque resulta comprensible y tienes derecho al descanso probablemente es muy poco conveniente. Acaba lo que empiezas, es el momento.
- Depresión postvacacional. Es lo bueno de no parar. Perderte esos largos suspiros en la víspera de la reincorporación al puesto del trabajo, los recuerdos de esa cala balear y las instrucciones de tu suegra o tu yerno. No tienes las necesidad de volver a empezar, como el famoso anuncio sino que tus pilas son Duracell, duran y duran.
- Retenciones pero no fiscales sino en carreteras, largas colas de acceso o salida y en definitiva un tráfico que quita las ganas de airearse a cualquiera. La DGT ha previsto más de 89 millones de desplazamientos en carretera este verano pero los que no viajen por tierra también tienen su San Benito: interminables esperas para facturar en el aeropuerto y las tediosas instrucciones del personal de vuelo antes del despegue y el ridículo aplauso final al piloto tras el aterrizaje.
- Miles de kilómetros de costa en los que la diferencia entre toalla y toalla es de 1 cm. Niños chillando como si no hubiera mañana y esa búsqueda inquietante del hueco donde no hay bañistas jugando a las palas con la única intención de adentrarte en aguas que no siempre son cristalinas.